jueves, 6 de agosto de 2009

MAÑANA EN EL CENTRO

El sol que reapareció después de un gélido e interminable invierno ilumina la vereda de 14 de Mayo casi Paraguayo Independiente. Un perrito de raza, con pedigree perdido en algun día de su perruna existencia, mira el edificio Zodiac con atención. Tal vez aguarda que su dueña o dueño aparezca en una de las tantas ventanas, llamándolo para recuperar su lugar, su chuchita cómoda y tibia. Pero no se producía ese milagro. En las oficinas del Zodíac nadie mira por la ventana. Imaginamos, el perrito y yo, que veloces secretarias de minifalda adornan los escritorios de sus jefes y atienden los teléfonos con voz de modelo, tonta pero sabrosa.
Veíamos entrar a contables apresurados y abogadas de trajes sastre y peinados bien prolijos. Era la hora pico del mediodía, las veredas se llenan de gestores que desfilan todos los días en el parlamento, de guardaespaldas con trajes azules y corbatas ¡¡¡¡AZULES!!! que comen empanadas en la calle, con apuro, pensando que el jefe puede necesitarlos en cualquier momento. Hay gente que trae encomiendas para el correo y policías de franco que observan el fervor callejero con tranquilidad. También caminan por allí los lustrabotas, los músicos que solicitaron pensiones graciales, los políticos colorados que lamentan su caída y una pareja de la policía urbana enfrascada en su tarea principal, la que los distingue de otros colegas: enviar mensajes por celular. No importa que un caballo loco ataque a una anciana, ellos no deben perder su tiempo con esas minucias.
El sol del mediodía descubre brazos desnudos, camisas de mangas cortas y minis que han vuelto a salir de los guardarropas. Este es un día tipicamente paraguayo, ojalá el frío se haya marchado para siempre.