domingo, 3 de julio de 2011

Cervantes trepando la cumbre de Max.

Mi vida por un gato

Tengo un cierto respeto por los mininos, de cualquier raza pero en especial por los siameses, que suelen mirar con sus ojitos rasgados, con tal desdén que me hace pensar que son la reencarnación de algún noble chino de la dinastía Ming. Hace poco leí en un blog algo muy lindo que escribió una escritora mexicana y que me motivó a enviarle un comentario del cual extracto algo. "Me ha gustado mucho tu comentario sobre los gatos y Monsivais. Soy una escritora paraguaya y te cuento que en mi país, hubo una grande de la letras, Josefina Plá, española de Canarias. Ella ha escrito poesía, cuentos, obras de teatro, cuentos para niños y ensayos miles. Josefina era una mujer culta y muy valiente - vivir en un país chiquito como el Paraguay, siendo viuda y volver a amar, es una prueba inmensa de coraje-, ella pues, la Josefina, tenía más 30 gatos merodeando en su galería externa, donde dictaba a su amanuense (dactilógrafo) todas sus creaciones. Había gatos negros, pardos, a rayas anaranjadas y también gatos a rayas grises. Había gatos blancos y manchados, todos ellos bohemios impenitentes y muy educados en las últimas corrientes literarias, pues ponían sus patitas sobre los escritos de Josefina y a veces se acostaban sobre ellos, ronroneando, satisfechos de la obra de su ama". Eso era parte de mi comentario y ahora sigo para mi blog, el marido de Josefina había sido un artista del grabado y ceramista, su nombre artístico era Julián de la Herrería y su nombre real: Andrés Campos Cervera. Y este apellido, me lleva a otro Campos Cervera, uno de nuestros máximos poetas vanguardistas Herib Campos Cervera. El tuvo como compañera de su vida a Mima Palermo Falabella, que había sido una mujer muy bella. Juntos tuvieron tres hijos y, cuando Mima, estaba en las postrimerías de su vida, la visité y me maraville al ver la cantidad de gatos que la rodeaban. De todos los colores y orígenes, los felinos se paseaban con total libertad en el dormitorio de Mima, que los amaba, los alzaba y les hablaba con mucho cariño. Una vez me dijo que los Campos Cervera se habían casado con extranjeras, yo me pregunté si a todos los Campos Cervera les gustaban las mujeres que amaban a los gatos.
Yo, como soy una escritora menor, he tenido muchos gatos, pero por turno. Ahora soy dueña de Cervantes, un gatito manco de la patita delantera derecha, es blanco, hermoso y astuto, porque sabe defenderse del ataque de un cachorro y de una perra de policía que suele enojarse con él. Como en mi casa siempre hay mayoría perruna, mis gatos suelen tener crisis de identidad y actúan como perros. Si alguien golpea ellos acuden a ver quien es y si pudiera ladrar, ladrarían, como los dos loros que también forman parte de mi pequeño zoo. En fin es un domingo muy frío y debo trasnformarme en cocinera por eso los dejo, que lo pasen bien.